Candidato electo de Milei avaló el castigo físico en las aulas y pidió privatizar la educación pública
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Se trata de Alfredo Olmedo, el empresario sojero, denunciado por sus vínculos con el narcotráfico, lavado de activos y trata de personas.
Extravagante, chabacano y tosco en su oralidad. El entorno de Alfredo Olmedo reconoce que el chacareo y legislador electo al Parlasur por el partido de Javier Milei, la Libertad Avanza, es la imagen típica de “patrón de estancia”: caprichoso, autoritario y soberbio. Pero más allá de esas “particularidades”, Alfredo Olmedo fue investigado por la justicia por trata de personas y reducción a la servidumbre; por homicidio culposo por un choque en Buenos Aires que dejó tres heridos y un muerto; por lavado de activos y por sus vínculos con la organización del narcotraficante Enrique «El Oso» Argumedo; entre otras.
En las últimas horas, el libertario, brindó una entrevista a Radio Con Vos donde avaló el castigo físico a estudiantes mediante los punterazos, y pidió la privatización de la educación pública.
«A mí me han enseñado a punterazos y no me he olvidado las tablas de multiplicar», lanzó el diputado parlamentario en declaraciones radiales. Tras el pacto sellado entre Macri y Milei, el ex Presidente de Juntos por el Cambio, ordenó que nadie de entrevistas mediáticas, que guarden silencio y no opinen sobre ningún tema. A las declaraciones de Victoria Villarruel sobre la dictadura, donde trató de mentirosas a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y a todas las organizaciones de DDHH; sumadas a las proclamas a la creación de un mercado de órganos propuesto por Diana Mondino; se sumaron los dichos de Olmedo.
«Cuando no sabía la tabla de multiplicar, les cuento, nos hacían poner las manitos así en el borde y la maestra nos pegaba con el puntero», recordó y avaló, en público, esa “herramienta pedagógica” utilizada hace varias décadas.
Hombre de Milei
Olmedo incursionó en política en 2007 en el FreJuVi, fue senador provincial por el departamento de Anta. En 2009 lanzó su propio partido Salta Somos Todos, y fue electo como diputado nacional. Una vez instalado en el Congreso, conformó una alianza con el PRO, propuso la vuelta del servicio militar obligatrio y votó en contra del matrimonio igualitario, es antiabortista y apoya las ideas de un “Estado chico”. En 2011 fue candidato a Gobernador por Salta, fue denunciado y tuvo que pagar cifras millonarias, por utilizar afiches sin aturización con una foto con Lionel Messi. Sus exabruptos y la virulencia en sus expresiones, fueron una barrera para conseguir los votos necesarios y llegar a la gobernación.
Tras su mandato cumplido como diputado nacional en 2013, intentó una vez más ir por la gobernación en su provincia junto a Romero, pero la fórmula tuvo una feroz derrota contra Juan Manuel Urtubey. Luego volvió a ser diputado nacional donde votó en contra de la declaración de la emergencia social en 2016; en 2017 votó negativamente la ley para prohibir que se aplique el 2×1 a genocidas de la dictadura; y un año después, votó en contra de la Ley Micaela, que establece la capacitación obligatoria en género para los tres poderes del Estado.
El Estado solo para la patria contratista
Pese a su rechazo a la presencia del Estado, la familia de Olmedo basó su fortuna en contrataciones estatales millonarias, semejantes con el Clan Macri. En los 90’, los negocios de la familia Olmedo y el gobierno de Juan Carlos Romero se profundizaron. El ejecutivo licitó la concesión de 317 mil hectáreas fiscales de la antigua empresa Salta Forestal SA a la empresa de Alfredo Olmedo, Eco Desarrollo Salta SA. La concesión no incluía el pago de impuestos en los primeros 21 años. En pocos años fundió la concesionaria que le había instalado su padre, razón por la cual el jefe de familia dividió las ganancias entre sus tres hijos.
La empresa del diputado, “Olmedo Agropecuaria SA” factura por año más de 50 millones de dólares con la exportación de soja (datos revista Fortuna). Por otro lado, sus campos ubicados en el Noroeste Argentino, están cotizados en más de 50 millones de dólares: 110 mil hectáreas de plantación de soja.