Cristina agita la expulsión de Kueider del Senado para sumar una banca

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Cristina Fernández de Kirchner se movió rápido para capitalizar el escándalo que involucra al senador Edgardo Kueider y que salpica al Gobierno por sus vínculos con Santiago Caputo, mano derecha del presidente Javier Milei. El bloque de Unión por la Patria en la Cámara alta pidió la expulsión del legislador por Entre Ríos apenas horas después de conocida la detención en Paraguay (llevaba más de US$200.000 no declarados), con la mira puesta en un objetivo implícito pero concreto: quedarse con su banca. En el oficialismo y sus aliados, por ahora, buscaron dar vuelta la carga de la prueba o se llamaron a silencio, mientras el involucrado pidió licencia en su cargo por tiempo indeterminado.

La jugada del kirchnerismo cobra sentido por el hecho de que si finalmente Kueider es removido del Senado, debería asumir en su lugar para cumplir el resto del mandato que le queda hasta el 10 de diciembre de 2025 una dirigente incondicional a la expresidenta: Stefania Cora, dirigente de La Cámpora en la provincia mesopotámica, quien acompañó al senador, finalmente electo por la minoría, en la boleta de 2019 del Frente de Todos.

Cora tiene 35 años y actualmente es diputada en Entre Ríos. Fue concejal de Paraná y tiene buen reconocimiento en el peronismo local. “Es compañera. No entró hace cuatro años por 700 votos en nuestra provincia de 1,5 millones de habitantes”, la perfiló un dirigente entrerriano ante elDiarioAR. Al calor de la votación de la ley Bases, CFK hasta llegó a repostear un mensaje en Twitter que decía que si Cora hubiese entrado en lugar de Kueider en el Senado “no estaríamos rogando para que no voten por la entrega de la Patria”.

Como la fórmula quedó segunda en las elecciones de ese año, solo Kueider consiguió su lugar para el Senado. Las dos bancas para el ganador de los comicios en Entre Ríos se las llevó Juntos por el Cambio, que metió a Alfredo de Angeli (hoy en el bloque PRO) y Stella Maris Olalla (en la UCR).

La clave del hipotético enroque entre Kueider y Cora es que el bloque que conduce Cristina sumaría un poroto más: pasaría de 33 a 34, apenas a ttes banca de volver a tener la mayoría de 37. Por eso hay una tensión silenciosa que atraviesa al resto de las fuerzas, desde el oficialismo a sus aliados habituales, como el grueso de la UCR y los bloques provinciales.

El entrerriano integra el espacio Unidad Federal junto con el correntino Camau Espínola y la cordobesa schiarettista Alejandra Vigo, quienes además armaron el interbloque Provincias Unidas con Edith Terenzi (de la UCR de Chubut, pero aliada al gobernador macrista Nacho Torres), el salteño Juan Carlos Romero (incondicional de los libertarios) y la neuquina Lucila Crexell (también con terminales directas en la Rosada).

“Claramente no son boludos”, fue la expresión que recogió este medio de una voz dentro de ese bloque provincialista a partir de la movida que ensaya el kirchnerismo para remover a Kueider. José Mayans (UP-Formosa), Juliana Di Tullio (UP-Buenos Aires) y Anabel Fernández Sagasti (UP-Mendoza) pidieron formalmente la expulsión “por inhabilidad moral”. Se ampararon en el artículo 66 de la Constitución Nacional, que faculta al Senado a aplicar medidas disciplinarias sobre sus miembros.

Hoy el peronismo-kirchnerismo no tiene votos propios para impulsar su iniciativa, pero si la situación judicial de Kueider se complica, la remoción cobraría cada vez más fuerza y el senador podría caer por su propio peso, como incluso lo admitieron a este medio fuentes de Unidad Federal.

Hasta ahora desde el oficialismo y sus aliados patearon la pelota para afuera o se desentendieron de la cuestión, sobre todo porque Kueider no es un senador más: es el titular de la sensible comisión de Asuntos Constitucionales y forjó vínculos muy profundos con Santiago Caputo, para cobrar con ciertos favores su apoyo a la agenda parlamentaria libertaria, como la Ley de Bases y el DNU que aumentaba los fondos reservados para los servicios de inteligencia.

La narrativa oficialista la planteó desde Twitter (X) la vicepresidenta, Victoria Villarruel, con quien el entrerriano acordó su lugar en la comisión que vela –paradójicamente– sobre las conductas de los senadores. La presidenta de la Cámara alta pateó la pelota manchada de Kueider al campo de Cristina Kirchner, a quien llamó “Jefa de la Banda” y le recordó que el legislador había entrado en su boleta. Nada dijo sobre sus propios vínculos con él.

La vice se limitó a expresar que el Senado será “respetuoso de las leyes y del orden institucional” a partir de lo que defina la Justicia: “Le aseguro que tomaremos todas las medidas que tengamos que tomar para que se paguen los actos delictivos que se hayan cometido”, le dedicó Villarruel a CFK, pero sobre todo enviando una señal velada al ahora más que sospechado senador.

En la UCR, el segundo bloque con más peso en la Cámara alta, se llamaron a silencio. Aprovechando el cierre virtual del Parlamento, hay legisladores fuera de Buenos Aires e incluso del país. “Por ahora el bloque no se ha expedido porque no estamos todos”, comentó un senador radical.

La fuerza es conducida por el correntino Eduardo “Peteco” Vischi, aliado al Gobierno, pero también tiene peso propio Martín Lousteau, presidente del partido a nivel nacional. “Kueider no es parte del bloque y hasta ahora no fue tema de discusión”, se desentendieron en la UCR.

En el PRO compraron la tesis libertaria de acusar al kirchnerismo por Kueider. De hecho le recordaron en redes sociales a Cristina que el peronismo no dio quórum la semana pasada –y la anterior– en Diputados para darle media sanción a la ley de Ficha Limpia, que impide que personas condenadas por la Justicia puedan ser candidatos a cargos públicos electivos. Paradójicamente tampoco LLA acompañó a sus socios amarillos en esas votaciones.

“¡Tolerancia Cero contra la corrupción! Investiguemos a fondo la Casta”, tuiteó la senadora cordobesa del PRO Carmen Álvarez Rivero. De Angeli, coterráneo de Kueider, le contestó directamente a CFK: “No hay que olvidar que entró en una lista avalada por vos. Por eso más que nunca es necesario que #FichaLimpia sea ley”.

El impacto más directo sobre la detención de Kueider la atravesaron sus compañeros de bloque. De hecho la cordobesa Vigo tuvo que aclarar que estaba en Buenos Aires cuando en LN+ se dio la noticia errónea de que ella también estaba detenida en Paraguay. El espacio provincialista emitió un escueto comunicado en el que se limitó a pedir que la Justicia “investigue los hechos hasta su esclarecimiento”. “Todos los funcionarios públicos de los poderes del Estado estamos obligados a someternos a la Justicia cuando lo requiera”, señalaron en el interbloque Provincias Unidas.

De manera lateral, la detención de Kueider alimentó aún más la incertidumbre política sobre si Milei convocará finalmente a sesiones extraordinarias del Congreso para debatir proyectos de ley como la eliminación de las PASO o la privatización de Aerolíneas Argentinas. Aliados al Gobierno ya aventuraban en los días previos que no sería conveniente para el oficialismo darle a la oposición una vidriera mediática: “El horno no está para bollos”, entendió un legislador filolibertario. Así como el kirchnerismo está agitando el fantasma del caso de corrupción de “la Banelco” que golpeó a Fernando de la Rúa y terminó con la salida de Chacho Álvarez, la detención de Kueider con miles de dólares y pesos podría convertir al Parlamento en un bumerán en contra para Milei.

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