Escoltado por Karina, Milei desafió a la oposición y redobló la apuesta en su cruzada contra “el modelo de la casta”

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“Quiero agradecer a cada uno de los integrantes de mi gabinete por el inmenso trabajo que han hecho a lo largo del año”. En medio de una cadena nacional encendida, con la que repasó su primer año al frente del gobierno, Javier Milei aprovechó la ocasión para reconocer a su equipo. “Nada de esto habría sido posible sin ustedes”, afirmó, rodeado de sus principales funcionarios. Acto seguido, el Presidente no dudó en resaltar el rol de uno de ellos en particular, a su entender el más importante: el de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, su hermana.

Sin dejar por un segundo de mirar fijamente a la cámara, la integrante del “triángulo de hierro” libertario escuchaba al mandatario sentada a su derecha, vestida de un blanco impoluto. Milei destacó, como lo hiciera otras veces, que sin Karina “nada de todo esto sería posible”. Y le agradeció “la enorme labor” que llevó adelante “no solo durante la campaña, sino durante todo este año”. Su mención especial, sin embargo, finalizaría con una frase contundente. Una sentencia tan grandilocuente como representantiva del lugar central que ocupa la hermana del Presidente en el proyecto oficialista: “La Argentina tendrá para siempre una enorme deuda de gratitud para con ella”.

El reloj marcaba las 21 en punto y Milei aparecía en pantalla para celebrar su primer aniversario como inquilino de la Casa Rosada. Lo hizo a través de un mensaje grabado, con un discurso que no escatimó en autocomplacencia y autoproclamación de logros. Un monólogo ensayado y cargado de diatribas contra “el modelo de la casta”, cuidadosamente calibrado por su asesor estrella Santiago Caputo, en el que el líder de La Libertad Avanza destacó lo que considera el hito principal de su administración hasta el momento: una inflación en descenso, la base para un camino que, según su propia narrativa, solo puede tener como destino final la prosperidad.

Durante el mensaje, que duró 37 minutos, el mandatario se mostró confiado y entusiasta, enfatizando que todos sus logros son la prueba del éxito de su “motosierra”, que prometió “profundizar”. Se trata del símbolo que utilizó en la campaña para dar cuenta de la drástica reducción del gasto público que tenía planeada, pero que ahora, a la luz de lo ocurrido este último año, pasó a representar lo que el economista anarcocapitalista bautizó como “el ajuste más grande de la historia de la humanidad”.

“Hace un año nos encontrábamos entre los peores 35 países del mundo en el ranking de libertad económica. Hoy ya estamos en la mitad superior de la tabla y no vamos a parar hasta convertirnos en el país más libre del mundo”, aseguró Milei, que prometió implementar “3.200 reformas estructurales más” antes de que finalice su mandato.

“Una reforma impositiva. Una reforma previsional. Una verdadera reforma laboral. Una reforma a las leyes de seguridad nacional. Una profunda reforma penal. Una reforma política y otras tantas reformas que el país se debe hace décadas”, enumeró, al tiempo que señaló que el próximo año, más que una elección de personas, será una elección “de ideas”. “Vamos a plebiscitar los pilares sobre los cuales queremos construir esta nueva Argentina”, afirmó.

Subido a una popularidad que, según varios sondeos, lo coloca en el punto más alto desde su llegada a Balcarce 50, Milei resaltó que la Argentina “salió del pozo” en el que los políticos la “hundieron”, aunque evitó profundizar en las críticas que señalan un deterioro inédito en el consumo y la actividad económica del país. En su narrativa, esas penurias materiales presentes son el costo a pagar para alcanzar la “libertad” futura. Por eso, temas sensibles como la pobreza, que había alcanzado niveles alarmantes en el último semestre, quedaron relegados en el discurso, cubiertos por tecnicismos o directamente omitidos.

Hace un año los gobiernos argentinos eran un hazmerreír global, asociados a las peores dictaduras y regímenes criminales. Hoy el mundo vuelve a posar su mirada sobre la Argentina por los motivos correctos”, afirmó Milei, mencionando que incluso ahora los Estados Unidos, con Donald Trump a la cabeza, se inspira en el modelo de desregulación que impulsa su gobierno y que tiene al frente al ministro Federico Sturzenegger.

Con un tono desafiante, el Presidente contrastó la situación actual con lo que describió como un pasado de caos. “En 2023 hubo más de 8.000 piquetes, un promedio de 32 por día hábil. Hoy los piqueteros tienen miedo de tomar la calle y la gente puede circular tranquila. Y con razón, porque para nosotros el orden público es sagrado”. Esta afirmación estuvo acompañada de la denuncia de un sistema de “representación forzada” que, según el mandatario, obligaba a los más vulnerables a depender de intermediarios para recibir ayudas sociales. “Hoy toda ayuda social se asigna de forma directa a los beneficiarios, sin intermediarios”, subrayó.

La perspectiva hacia el futuro también ocupó un lugar central en el discurso, especialmente con un año electoral en el horizonte. Milei anunció que “a diferencia de lo que suelen hacer los políticos en estos años”, en La Libertad Avanza no se va “a despilfarrar la plata de todos los argentinos en búsqueda de votos”. “Es único en la historia de las democracias modernas que un gobierno comience el año electoral sin una política fiscal y monetaria expansiva”, sostuvo.

Además, en uno de los momentos más filosos, recurrió a la historia para deslegitimar el accionar de lo que llama “la casta política”. “Cuando el rey Luis XV de Francia despilfarraba la riqueza del reino en sus placeres personales, solía decir: ‘Después de nosotros, el diluvio’. A la casta no le importa el futuro; que las generaciones venideras se las arreglen como puedan”, espetó. Según Milei, esta es la lógica que siguió la política argentina durante décadas, condenando al país al cortoplacismo.

En ese sentido, el libertario no dudó en lanzarle una advertencia a la oposición. “Creyeron equivocadamente que elegir a este gobierno fue un arrebato caprichoso de la sociedad en un momento de profundo malestar. Bueno, la sociedad este año les demostró que su compromiso con el cambio no fue un capricho momentáneo, sino una convicción inquebrantable”, sentenció Milei. Y citó al prócer norteamericano Thomas Jefferson para reforzar su mensaje: “El precio de la libertad es su eterna vigilancia”.

“Los argentinos no toleran ni tolerarán obstrucciones insensatas y malintencionadas a nuestras reformas”, disparó Milei, en un cierre de su discurso cargado de gratitud y desafío, aunque también de polarización. “Les guste o no, hoy en la Argentina, por primera vez en décadas, asoma el sol de la esperanza”, añadió. Sin filtros ni concesiones, el Presidente dejó claro que su cruzada contra “la casta” no tendrá tregua. Poco parece importar que eso implique dinamitar los puentes que aún quedan en un país dividido entre las expectativas positivas y una realidad material que está lejos de ser un paraíso.

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