La motosierra del Gobierno convierte a los mayores de 60 en el grupo donde más creció la pobreza
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“¿Sabes lo que pasa con lo que festejan ellos?”, se pregunta y responde Hilda, una jubilada de 69 años, “con el riesgo país bajo y el superávit fiscal yo no puedo comer. A mi no me cambia nada”.
Mientras el presidente Javier Milei y su gabinete celebran sus logros macroeconómicos a un año de su gestión, los y las jubiladas volvieron a salir a la calle: todos los miércoles a las 16 dan la vuelta al Congreso de la Nación enfrentando a la lluvia, la policía, el frío, el calor, “y después hacemos el semaforazo”, cuenta Rubén, uno de los fundadores de la agrupación más conocida –Jubilados Insurgentes–, a elDiarioAR. La vuelta al Congreso no es inocente, se encarga de resaltar Rubén. Es un símbolo, un homenaje a las vueltas de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo: “Nosotros damos solo una, porque el Congreso es más grande”, se ríe.
Jubilados Insurgentes nació ese diciembre de 2017 en el que Mauricio Macri envió la reforma previsional al Congreso. Después de algunos meses de lucha, la asistencia no fue siempre perfecta, pero el ajuste de este año los encendió. “En agosto del 2023 éramos 17 dando vueltas a la plaza. Después de la represión llegamos a ser 60”, asegura. Son decenas de jubilados que todos los miércoles preparan carteles que gritan, en fibrón, en cartones o cartulinas: “Las canas no se manchan” “Milei: tu casta gasta más de lo que nos estás robando”. “Con Milei la patria no tiene remedio. Los jubilados tampoco”. “Robar a los jubilados es un crimen social”. Y dan una vuelta más.
Viejos y pobres
“La pobreza dentro de los jubilados es sólo el 11%. Es mucho, pero si lo comparás con la pobreza general del país, ni hablar de los más chicos, es menor”, aseguró el Ministro de Economía Luis Caputo en una entrevista televisiva el jueves pasado. Los números no corroboran sus argumentos para justificar el último batacazo del gobierno al sacar los medicamentos gratis del PAMI.
Es que para el tercer trimestre de 2024, la pobreza alcanzó al 21% de los mayores de sesenta años, y la indigencia al 3,3% de ellos, de acuerdo a datos que el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica le brindó a elDiarioAR. Si bien es verdad que el guarismo es mucho menor que el promedio general (de 49,9% y 12,3%, respectivamente), es la franja etárea que más aumentó proporcionalmente la pobreza que el resto de la población en el último año.
En 2024, la indigencia más que se duplicó en adultos mayores de 60 años, pasando del 1,3% al 3,3%. La vertiginosidad del salto no se compara con el resto de los grupos de edad, ni con el aumento general. En tanto en 2023, la pobreza de la población mayor de 60 años alcanzaba el 16,7%, es decir que creció 25,7% en sólo un año, más del doble que el crecimiento de la pobreza general (11,6%).
“Hoy sobrevivimos, no vivimos”, le pone cara a esos números Norma en una de las manifestaciones “Yo no tengo por qué pedirle una limosna a mis hijos, trabajé 38 años y no debería pedirle a mis hijos, pero compro dos kilos de carne y dos kilos de pan y se me acaba la plata. No llego, no llego”.
Vocación fiscal
En los balances de ganadores y perdedores que diferentes centros de estudios y consultoras elaboraron a propósito del primer aniversario de gobierno de Javier Milei, los jubilados quedan del lado del haber: “Las jubilaciones, los salarios públicos y los programas sociales representan prácticamente el 50% del ajuste”, asegura el del think tank Fundar, que focaliza en el ingreso de los sectores populares.
La vocación fiscal del plan de gobierno atacó con especial énfasis los ingresos familiares dependientes del Estado nacional. En el desempeño de las jubilaciones se evidenciaron dos trayectorias negativas diferenciadas: “tienen una gran disparidad entre quienes cobran la mínima y las medias y altas”, aseguró Joan Manuel Vezzato, investigador de Trabajo e Ingresos de Fundar, durante la presentación del informe.
“Las jubilaciones que perciben el monto mínimo (47% del total) transitaban hasta el cambio de gobierno por un sendero de empate frente a la aceleración inflacionaria”, asegura el informe. Este segmento actualizaba de acuerdo a la fórmula de movilidad vigente (relacionada con la evolución de los salarios imponibles y de la recaudación), que presentaba un serio rezago frente a la aceleración inflacionaria. Sin embargo, estos ingresos se complementaban con un bono compensatorio otorgado de manera discrecional por el Poder Ejecutivo que permitió conservar el poder adquisitivo de los haberes mínimos. Con el cambio de gestión este instrumento adicional fue actualizado una única vez y desde entonces quedó congelado en la suma de $70.000.