Tres de cada cuatro argentinos viven en hogares con ingresos inferiores a una canasta básica y media

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Un informe de CELAG asegura que la Argentina ya no es un país de clase media y que la pobreza y la vulnerabilidad afecta hasta el 73,3% de los habitantes.

Un estudio del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) asegura que los números de pobreza en la Argentina se encuentran subestimados. El instituto que fue fundado en 2014 y se dedica al análisis de los fenómenos políticos, económicos y sociales de los países de América Latina y el Caribe. Su director ejecutivo es el economista y académico español Alfredo Serrano Mancilla que conduce a más de 50 profesionales e investigadores sociales de diversos países de América Latina y el Caribe.

CELAG cuenta, además, con el aval de un consejo académico integrado por, entre otros, el ex vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera, el filósofo y politólogo brasileño Emir Sader, el ex presidente del Ecuador Rafael Correa y el prestigioso antropólogo mexicano Héctor Díaz Polanco.

Revisión metodológica

Basados en los datos oficiales del INDEC el CELAG asegura que, en realidad, la pobreza en la Argentina afecta al 73,3% de la población. Es que, para los investigadores, la medición de la pobreza por ingreso resulta arbitraria en tanto deja afuera, por ejemplo, a aquella familia cuyo ingreso supera en apenas $100 la línea de pobreza establecida por la Canasta Básica Total.

Por el contrario, aseguran, todos los datos existentes indican que “la clase media apenas existe y la clase pobre es la mayoritaria”. Para los investigadores Alfredo Serrano Mancilla y Mariana Dondo, del análisis de los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH-INDEC) “el ingreso promedio es muy poco representativo de la realidad social”. Porque, continúan, “con una distribución tan desigual resulta mucho más riguroso analizar el valor de la mediana que el de la media”. Los investigadores se refieren a la medición que, a diferencia del promedio que es la suma de todos los ingresos de la muestra divididos por las personas que la integran, identifica el punto exacto en el que la totalidad de la muestra se divide en partes iguales.

Para ellos, el promedio de ingresos no refleja los matices de la distribución del ingreso en la Argentina en la actualidad en tanto “apenas hay hogares argentinos que tengan ingresos cercanos a la media y porque la media no está en la mitad de la distribución sino desplazada hacia la derecha”. Por eso, sostienen, “existe un 68% por debajo de ese ‘valor medio’ y un 32% por encima”.

Cuánto más corrida a la derecha se encuentra la media con relación a la mediana más concentración de riqueza existe en la cúspide de la pirámide que, por ese motivo, incrementa el promedio pero no la mediana que resulta insensible a los valores extremos. Es lo que ocurre cuando los salarios de los trabajadores pierden poder adquisitivo y la pobreza deja de ser una fenómeno que sólo afecta a los «excluidos».

La mediana de ingresos, según la EPH del primer trimestre de este año, se situaba en los $198 mil per cápita cuando la CBT estaba en $222.332 por adulto. Los investigadores se preguntan:  “¿sería correcto afirmar que un hogar con un ingreso per cápita de $222.332 pesos es pobre, pero un hogar con un ingreso per cápita de $222.352 mensuales no lo es?” y responden, “la respuesta debe exigir sentido común: no es correcto”.

Al borde del abismo

Según el informe de CELAG la distribución del ingreso que surge de la EPH muestra una alta concentración de habitantes que se ubican apenas por encima de la CBT y que, por lo tanto, no pueden ser considerados de “clase media”. Para Mancilla y Dondo, se trata de “hogares casi pobres”. O sea que “están justo en el límite, son vulnerables, y de ninguna manera son clase media”. Basados en los microdatos oficiales del INDEC que permiten acceder a una mayor desagregación que los informes que oficialmente difunde el Instituto señalan que “existe un 18,3% de hogares ‘casi pobres’ que tienen ingresos en el rango de 1 a 1,5 Canastas Básica Totales (CBT)”.

El trabajo registrado no garantiza ingresos para eludir la pobreza.

Por eso se concluyen que “tres cuartas de la sociedad argentina ‘malviven’, pero aún seguimos hablando de un país de clase media” y aseguran que “si no asumimos este diagnóstico, esto es, que la Argentina de hoy vive mayoritariamente en condiciones de pobreza, seguiremos insistiendo en el error de proponer un proyecto político, social y económico sin anclaje en la realidad”.

El umbral de la “casi pobreza” fijado en ingresos de una canasta básica total y media incluso queda algo por debajo de la canasta de ingresos mínimos (no óptimos) que los técnicos y delegados de la Junta Interna de ATE INDEC elaboran y difunden mensualmente con el propósito de definir el valor deseable del salario mínimo vital y móvil. De hecho, para el mes de junio se situó en $1.362.029 para una familia de dos adultos y dos menores cuando la CBT oficial del INDEC alcanzó para ese mes los $873.168. Una diferencia del 56%.

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