El asado de la vergüenza: la fiesta del gobierno por el veto a jubilados
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Mientras los políticos brindaban con vinos de $ 12 mil, los jubilados protestaban frente a un fuerte operativo policial.
El presidente Javier Milei agasajó en la noche del martes a los diputados que evitaron la modificación de la movilidad jubilatoria, con un asado tan obsceno como emblemático de la era Milei: mientras los jubilados ganan menos que una canasta de pobreza, los políticos que definen esa suerte celebran con un festín.
La secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, estuvo a cargo de la organización de la fiesta y los legisladores se vistieron de gala para el evento en la Quinta de Olivos. Estuvo la plana mayor de la coalición gobernante, con representantes de La Libertad Avanza, el PRO y la UCR. En la mesa, había vinos de 12 mil pesos, casi el mismo monto que les impidieron sumar a los jubilados con el veto de la ley.
Además del presidente y de su hermana Karina, participaron el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el vocero Manuel Adorni. Por el oficialismo, además, estuvieron Alberto «Bertie» Benegas Lynch, Oscar Zago y Carolina Piparo, de LLA, como así también Cristian Ritondo, Fernando Iglesias, Silvia Lospennato, Diego Santilli y Hernán Lombardi, del PRO. Por parte de los cuatro legisladores radicales que dieron vuelta su voto en favor del gobierno, solo asistió Mariano Campero.
Ante el avance de las críticas en redes sociales, el gobierno intentó dar un volantazo y dejó trascender que el cubierto costaría $ 20 mil a cada invitado, con el objeto de evitar la crítica de que los fondos para el agasajo salieron del erario público. Sin embargo, al ser los invitados funcionarios públicos, el origen de los fondos es el mismos, independientemente del medio de pago.
Los $ 20 mil incluyeron una entrada, un corte de carne y vino, agua o gaseosa. A juzgar por las botellas que se vieron en las fotos que el gobierno dejó trascender, el vino solo costó a razón de $ 12 mil la botella. Con la vetada ley de movilidad, las jubilaciones habrían aumentado a razón de $ 13 mil. Otro símbolo que dejó una noche de decadencia política, digna de la década del 90.
En contraposición, los últimos datos del INDEC indican que una persona necesita $ 304.170 para no ser pobre y $ 136.399 para no ser indigente. Una jubilación mínima está hoy en $ 234.540 y llega a $ 304.540 con el bono de $ 70 mil, que a su vez continúa fijo y sin actualización. Contrastes de una Argentina desigual que parece apuntar a un modelo liberal centroamericano, con 80% de pobres y una elite del 20%.
La marcha de la bronca, contra el asado de la vergüenza
Mientras se desarrollaba la cena, distintos movimientos de jubilados se manifestaron contra el evento que preparó el mandatario para agradecerle a los diputados.
La protesta tuvo como epicentro el ingreso principal de la residencia de Olivos. Por tal motivo se extremaron las medidas de seguridad en la zona y alrededor de 400 policías rodearon las inmediaciones de la Quinta, en un operativo cuyo costo no trascendió.
Los jubilados, acompañados por otras agrupaciones, expresaron su descontento haciendo sonar las cacerolas y exhibiendo pancartas distintas leyendas.
Entre los carteles podían leerse diversas frases en contra de los legisladores y del mandatario nacional: «robar a los jubilados es un crimen social«, mientras que otra decía «Diputados vendidos y traidores«.