Por «Corchito González» – Desde los pasillos del Palacio Municipal para Diario del SUR Digital
Hoy amanecí con ganas de ver cómo respiraba el municipio después del «oscuro arreglo» salarial que cocinó el Ejecutivo entre cuatro paredes: un 12% de aumento hasta junio, después de tres meses de silencio y a cara de piedra. Una verdadera farsa, pero como dicen por ahí, «algo es algo», aunque ese algo no alcance ni para el bondi, que dicho y sea de paso aumentó.
Mi primera parada fue el área de Compras, donde las chicas estaban más secas que la provincia del Chaco en pleno verano. Resulta que el municipio debe 18 palos a la empresa que provee el agua embotellada (sí, «esa que consumen porque el agua de la canilla tiene más aditivos que un presupuesto municipal en año electoral.»). Les cortaron el suministro, y ahí estaban ellas, hablando con la lengua pegada al paladar. Eso sí, hay versiones cruzadas: algunos dicen que la presidenta del HCD mandó a analizar el agua y salió que estaba podrida (¿metáfora de la gestión?), otros juran que simplemente no pagaron. En fin, más turbio que capítulo final de «El Marginal».
De ahí me fui al EDOS, donde el contador Del Cerro suspendió reunión con los administrativos del organismo programada para hoy, todos con cara de funeral. Parece que la recaudación se les cayó un 30%, y eso después del impuestazo del 180% que metió Azcué para el 2025. «¿Cómo puede ser?», se preguntaban los empleados, como si no fuera obvio: “Le clavaron un 180% de aumento a contribuyentes que ya eligieron entre comer o pagar la luz, y ahora se sorprenden porque la recaudación tiene menos vida que el agua de los bidones.» Pero claro, para el Ejecutivo, la culpa siempre es del «ajuste heredado» o de que «la gente no entiende el sacrificio».
Y hablando de sacrificios… Los compañeros municipales están que arden. El aumento del 12% es un chiste, pero si protestan, Azcué les baja a los gremios los contratos o les saca algunos de los beneficios extra. «Nos tienen agarrados de las bolas dijo el Massi Torres», mientras el Gringo les soltaba su clásico «Déjense de joder y vayan a laburar». Lo que no cierra es la ecuación mágica del intendente: impuestos al nivel de Francia, sueldos al nivel del Congo. «Es la única manera de que los números den», me susurró una fuente del Ejecutivo, con la frialdad de un contador que sabe que está firmando un desastre. En fin, «Más enredado que expediente de la Secretaría de Obras Públicas»
«Pero el colmo es el festival de cooperativas y monotributistas que Azcué duplicó (sí, el mismo que en campaña juraba ‘terminar con la tercerización’). Ahora el municipio gasta más de 200 millones por mes en estos ‘servicios eficientes’, mientras los empleados de planta cobran dos mangos con cincuenta y las calles se parecen más a un campo de batalla pos-apocalíptico. ‘Descubrió el negocio de Bordet y lo potenció’, me dijo un viejo municipalista, entre sorbos de su agua sospechosamente turbia. Y eso que el que administra las cooperativas es pariente del intendente… pero ni así los números cierran. ¿Será que la ‘eficiencia’ es solo para los parientes?»
En fin… Cada rincón de la muni es una bomba a punto de estallar. Mañana iré al taller a ver cómo están los muchachos, pero algo me dice que no van a estar afilando las herramientas, sino los dientes.
PD: Si alguien encuentra la «transparencia», que avise. Debe estar perdida entre los bidones de agua vencida.
Hasta pronto. (Corchito González – Enviado especial a la realidad absurda del municipio).