Una familia de cuatro integrantes necesitó casi $700.000 en febrero para no ser pobre
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La canasta básica alimentaria (CBA) y la canasta básica total (CBT) mostraron una desaceleración en febrero, al crecer 13,1% y 15,8%, respectivamente, pero los límites para no ser indigente o pobre, que se derivan de ellas, siguen siendo altos para los golpeados ingresos de los hogares argentinos.
La CBA quedó en febrero apenas por debajo del 13,2% que arrojó la inflación en igual mes, mientras que la CBT sigue corriendo por encima del índice de precios al consumidor (IPC). Asimismo, en términos interanuales, la primera aumentó 301,1% y la segunda subió 290,2%, muy por encima de los precios en igual período.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), una familia tipo, de cuatro integrantes, debió contar con ingresos por $322.851 para no ser considerada indigente, y por $690.902 para no ser pobre. En tanto, un adulto requirió $104.483 para no caer en la indigencia y $223.593 para no caer en la pobreza.
La evolución de ambas canastas preocupa por el impacto que tendrán en el aumento de la pobreza y la indigencia. Según el Observatorio de la Deuda Social, de la UCA,la primera alcanzó en enero pasado el 57,4%, mientras que la segunda llegó al 15%. En ese sentido, será crucial la recuperación de los ingresos.
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social remarcó que el deterioro en la capacidad de consumo se mantuvo durante febrero, aunque a un ritmo menor que lo que se vio en diciembre y enero. “Es de esperar que las compensaciones por paritarias, aumentos discrecionales formales o informales, del sector privado y público, recién comience a tener un impacto en el mes de marzo que estamos atravesando”, argumentó el especialista.
En este sentido, Salvia subrayó que febrero estaría marcando el punto más alto de la crísis, pero también un punto de inflexión, dado este nivel de inflación, a la luz de los aumentos paliativos que empezaron a verse tanto en los sectores asalariados como en las jubilaciones.
Por su parte, el economista Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica, indicó que la CBT quedó por encima de la suba del salario en sectores con trabajadores de bajos ingresos, como la construcción. “Quizás eso explica las reuniones del gobierno con los supermercadistas y su intención de revisar algunos aumentos”, comentó el especialista.
Además, Caprarulo señaló que, al mismo tiempo, hay que considerar que la caída en el nivel de actividad ya impactó en bajas de puestos de trabajo. “Por lo tanto, a la evolución del costo de la canasta hay que analizarla más que nunca con la del salario y con el contexto del nivel de empleo”, concluyó.
En tanto, Eugenio Marí, economista de la fundación Libertad y Progreso analizó: “Un punto importante es que es el segundo mes consecutivo en que la canasta alimentaria sube menos que la total. La explicación está en que la estabilidad cambiaria ayuda a contener el precio de los transables, entre ellos alimentos. En cambio, los no transables, que incluyen regulados y otros que reaccionan con un mayor rezago, suben por encima y empujan a la canasta básica total”.
Asimismo, Marí afirmó que, más allá de la desaceleración de las canastas básicas, el desafío que tiene la Argentina es impulsar un crecimiento sostenido del poder adquisitivo de los salarios, y para eso necesitamos también crecer de manera sostenida. “Con los 10 puntos del Pacto de Mayo el gobierno nacional ha acertado en términos del rumbo que necesita el país, que no es otro que el que aplicaron las economías que crecieron y redujeron la pobreza”, opinó el economista.