Por “Corchito” González, desde la Municipalidad para Diario del SUR Digital

Pareciera que en Concordia el mes de marzo no solo trae calor, sino también la ya clásica comedia de enredos entre el municipio y los gremios. A dos días del cierre de liquidación de haberes, los trabajadores municipales siguen esperando esa llamada telefónica que nunca llega, como esos adolescentes que esperan que los inviten al baile.

El intendente Azcué y su secretario Dell Olio, parecen haber adoptado el moderno arte del «ghosting laboral», pues ignoran a los gremios con la misma dedicación con que un joven ignora los platos sucios en su habitación.

Las malas lenguas – que siempre saben más que las buenas – ya anticipan que el ejecutivo municipal repetirá su exitosa fórmula 2024: decretar un aumento unilateral que no alcanzará ni para comprar la ilusión de mantener el poder adquisitivo. El año pasado los salarios municipales terminaron hechos puré por la inflación, salvo los funcionarios de confianza del intendente Azcué, pudieron disfrutar de sus sueldazos sin remordimientos.

Este año, la comedia tiene nuevos ingredientes: mientras las tasas municipales subieron entre 140% y 200%, (porque claramente los contribuyentes tienen árboles que dan billetes), el posible aumento salarial rondaría el triste 15%. Los gremios pidieron un 40%, cifra que ya de por sí representa una pérdida real, pero en el municipio deben haberlo interpretado como un chiste mal contado.

El escenario es tan absurdo que hasta un guionista de Netflix lo rechazaría por inverosímil: por un lado, una municipalidad que en 2024 modificó su organigrama cinco veces (más que una joven cambiando de outfit para salir), cada vez con más cargos políticos y funciones tan claras como el agua del río Uruguay después de una creciente. Por el otro, empleados de base que escuchan cómo los tildan de «vagos» mientras sostienen el funcionamiento diario de la ciudad.

En los pasillos ya no saben si reír o llorar: los aumentos de tasas municipales sí pueden ser estratosféricos, pero cuando se trata de salarios, de pronto el municipio se transforma en el tío más tacaño del mundo. «No hay plata», dicen, mientras contratan más funcionarios que el elenco completo de «La Casa de Papel».

El gran interrogante que queda flotando en el aire especiado de la burocracia municipal: ¿los gremios harán algo más que emitir comunicados de prensa con lenguaje ampuloso? ¿O será que, como el año pasado, terminarán aceptando migajas con la resignación de quien sabe que el que paga el pato siempre es el mismo?

Mientras tanto, los trabajadores municipales pueden consolarse pensando que al menos tendrán un aumento… aunque sea en la cantidad de horas extras no pagas. Y los contribuyentes, bueno, ellos seguirán pagando tasas cada vez más altas para financiar este reality show que nadie pidió, pero todos terminamos viendo.

El final de esta historia todavía está por escribirse, pero si el pasado es prólogo, probablemente termine como siempre: con los trabajadores perdiendo, el municipio haciendo exactamente lo que quiere, y los gremios… ah!, los gremios, esos grandes ausentes que cada tanto aparecen para recordarnos que alguna vez existió algo llamado «negociación colectiva».

¿No les parece que ya va siendo hora de cambiar el guión? O al menos, de que alguien le ponga un poco más de creatividad a esta comedia trágica que ya cansa. Porque hasta las telenovelas venezolanas tienen más sentido que esta realidad municipal.

Buen comienzo de semana para todos…

4 COMENTARIOS

  1. En mi ciudad que el perokisnerismo la puso en el primer lugar de pobreza de todo el pais y donde tambien es la PRIMER productora de CORRUPTOS del pais las ratas se albirotan se les termino el ME LLEVO

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