Por Julieta Ferrer (*)

En el tejido social de la Argentina contemporánea el eco de los aplausos suele resonar cuando la justicia logra detener a un agresor visible: la captura de Pablo Laurta, el uruguayo que asesinó a su ex esposa, a su suegra y a un remisero, se convirtió en un espectáculo mediático que movilizó a miles de personas. Sin embargo, detrás de esa ovación se esconde una realidad mucho más profunda y silenciosa. Cada día miles de mujeres siguen atrapadas en una espiral de violencia que no termina en sangre, sino en amenazas, acoso digital y psicológicamente devastador.
El caso de Agustina Peñalva ilustra esa sombra persistente. A pesar de haber denunciado, en tres oportunidades, formalmente el acoso que la persigue, su expediente permanece “en investigación” mientras la indignación popular se disipa rápidamente. La brecha entre la rapidez con que el Estado actúa ante un homicidio y la dilación que enfrenta una denuncia de violencia psicológica revela una paradoja estructural: la sociedad celebra la captura del asesino, pero rara vez exige una respuesta eficaz para las agresiones cotidianas que mantienen a tantas mujeres en estado de vulnerabilidad.
Este informe recopila datos recientes sobre denuncias de violencia de género, el uso del botón antipánico y los femicidios registrados en el país; analiza los hechos que rodean a Laurta y a Peñalva; y plantea una reflexión crítica sobre la necesidad de transformar los aplausos momentáneos en un compromiso permanente con la justicia integral para todas las mujeres argentinas.

A pesar de una ligera mejora en la captura de agresores gracias a tecnologías como los botones antipánico, la brecha entre la denuncia y la respuesta judicial sigue siendo enorme. Cada vez que una mujer activa el botón, el Estado reacciona; cuando la violencia se vuelve “silenciosa” (acoso prolongado, amenazas), la respuesta es mucho más lenta o inexistente.
Caso Pablo Laurta “El uruguayo que despertó aplausos y reveló la doble cara de la justicia”
Pablo Laurta, nacionalidad uruguaya, tenía un historial violento: Su ex esposa había presentado varias denuncias por violencia de género contra él en los últimos años. A pesar de las órdenes de restricción, Laurta continuó acosándola.
Contrató a un remisero para que lo trasladara desde Concordia a la provincia de Córdoba, con el pretexto de un viaje familiar.
Nunca realizó el viaje con el remisero; ya que antes de partir, lo asesinó.
Al llegar a Cordoba, incendia el auto para ocultar huellas, luego asesina a su ex esposa y a su suegra en su domicilio, tras el femicidio, secuestró a su propio hijo de 5 años, llevándolo consigo, en otro remís contratado hacia la provincia de Entre Ríos nuevamente.
Fue capturado en la ciudad de Gualeguaychú, Entre Ríos, después de una intensa búsqueda policial.
Repercusiones mediáticas y sociales
Aplausos públicos: Desde la captura los medios, en las redes se podía leer “¡Justicia para las víctimas” “Ni una menos!”; y cientos compartieron videos aplaudiendo cada avance policial.
Cobertura continua: El caso fue protagonista en noticieros nacionales durante el avance de la causa, medios gráficos, redes sociales, y radiales cubrieron el minuto a minuto del caso.
Desigualdad estructural: Mientras la captura genera aplausos inmediatos, los procesos que involucran violencia psicológica o acoso —como los que vivió su ex esposa antes del asesinato— siguen atrapados en burocracias que favorecen la impunidad.
Agustina Peñalva – “El eco que no cesa
VIDEO: https://www.youtube.com/watch?v=PaVdsIRLdBs
Agustina Peñalva, periodista, conductora del Programa “Andate a dormir vos”, que se transmite por C5N, donde rompió el silencio sobre la situación desesperante que estaba atravesando, y relató haber sido acosada durante meses por un hombre que no conocía ni conoce. En pleno aire del programa describió cómo recibía mensajes, seguimientos en redes y hasta se presentaba en lugares habituales que ella frecuentaba.
Si bien la confesión generó una ola de solidaridad en redes, pero también reveló la cruda realidad del sistema:
Denuncia formal: Peñalva presentó tres denuncias, donde hasta la fecha, el expediente sigue “en investigación” sin orden de detención ni citación al imputado.
Comparación con Laurta: Mientras que el caso del uruguayo recibió recursos policiales inmediatos y cobertura constante, el acoso que vive Peñalva, y el de cientos de mujeres que pasan por esa misma situación —un delito tipificado como “acoso” — se mantiene en un limbo burocrático.
Según la ENVM 2024 25, más del 60 % de las mujeres que denuncian acoso experimentan demoras superiores a seis meses antes de recibir respuesta oficial.

Reflexión final
En Argentina se celebra cada captura como si fuera un triunfo definitivo contra la violencia; sin embargo, ese aplauso se desvanece cuando el proceso judicial se alarga o cuando la agresión no es “visible”. Las estadísticas demuestran que los botones antipánico pueden salvar vidas al activar una respuesta inmediata, pero esa misma urgencia rara vez llega a los casos cotidianos de acoso, violencia física y psicológica que viven millones de mujeres.
El caso de Pablo Laurta muestra lo que ocurre cuando el Estado actúa con rapidez: el país vibra con la idea de justicia servida. En contraste, Agustina Peñalva encarna la realidad silenciosa de miles que gritan desde dentro del sistema sin ser escuchadas. La verdadera medida del progreso no será cuántos asesinos capturamos en los titulares, sino cuántas víctimas reciben protección real y una respuesta judicial eficaz antes de que su sufrimiento se convierta en otro número más del registro criminal.
Es hora de transformar los aplausos momentáneos en un compromiso permanente: invertir en recursos judiciales especializados, garantizar protocolos rápidos para denuncias de acoso y reforzar la educación social que no solo castigue al agresor visible sino que erradique la cultura del silencio que protege al agresor invisible. Solo entonces podremos decir que la justicia no es solo un espectáculo puntual, sino una constante presencia para todas las mujeres argentinas.
(*) Columnista de Diario del SUR Digital